jueves, 3 de abril de 2014

Miedo y asco en las cifras de desempleo o Esto con los Califas no pasaba


El gabinete de prensa de Abderramán III
ha difundido esta nota ilustrada.


Lees que Córdoba es medalla de plata en España en cuanto a subida del paro y te quedas tal cual. No se te quitan las ganas de comer. No te sorprende. Incluso te hace gracia pero eh, poca broma. Se despide el mes de marzo con noventa y seis mil ochocientos nueve demandantes de empleo. Cuarenta y seis mil setecientos treinta y dos en la capital. Ni son todos los que están -joyita de la corona de mi ciudad el empleo sumergido, los abusos, la avaricia, el engaño- ni están todos los que son -falta el que se olvidó de renovar, el que todavía no se ha apuntado porque para qué.

Córdoba sangra y, con ella, me apetece a mí hacerme sangre, sacudirme la anestesia. Por los brillantes amigos periodistas que tengo, dando el callo en un medio de comunicación sin cobrar o bajo un contrato de becario-precario que no les cubre ni el transporte. Es el trabajo para el que han nacido y sarna con gusto no pica, todavía sobrevuela sus (nuestras) inocentes cabecitas la esperanza de meter cabeza, cubrir bajas, estar en el sitio indicado en el momento justo. Hacerme sangre también por los que optaron por la pastilla roja y salieron de aquí huyendo -Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Corea, América Latina, ahora mismo podría dar la vuelta al mundo visitando a amigos. Algunos volverán cuando todo haya estallado y sea el momento de renacer. Otros conformarán una generación nueva de exiliados por una guerra que no es suya y de la que tal vez hablen los libros de texto dentro de algunos años. Por los que, anulados, hundidos, conviviendo aún con unos padres que no saben ya qué mierda hacer por ellos, se agarran a un presente que bien parecen unas vacaciones de verano eternas. Ay, con lo largas y hastiantes que resultan de por sí las vacaciones de verano. Sangre por las ayudas de apenas 400 euros que mantienen a familias enteras, por los pensionistas que remolcan a sus hijos y a sus nietos, por los que fueron estrangulados por la mentira y la corrupción y a eso se le llamó suicidio, todas las historias angustiantes que ya habrás escuchado en el Diario de la crisis del Hoy por hoy. Y por mí, qué cojones. Que, dando palos de ciego, me aferro al tonto consuelo del mal de muchos y todavía no sé de qué me sirve una carrera, un máster, un blog, un estamos muy contentos con tu trabajo al finalizar unas prácticas. 

Vomitado todo esto, trataré de regresar al vituperio -a veces, hasta de eso se le quitan a una las ganas. Córdoba no solo sangra cuando el Gobierno difunde las cifras de desempleo: si pones la oreja en cualquier conversación de cualquier panadería, barra, autobús, podrías llegar a la conclusión de que absolutamente nada marcha bien, y vaya bajona. Siendo consciente del gravísimo caso de #postureocordobés que supone aludir a la época gloriosa que nos supuso el siglo X, hay que decir que esto con los Califas no pasaba. Si Abderramán III levantara la cabeza habría mandado sicarios a cada uno de los individuos que han tenido la osadía de poner sus sucias manos sobre esta ciudad en las últimas décadas. Al Ayuntamiento, a la Junta, a la Subdelegación del Gobierno y al Obispado, mínimo. A algún que otro empresario también.

Por permanecer impasibles ante el deterioro de su brillante emirato independiente, seña de identidad del esplendor de la época califal, ahora subcampeona del país en sororidad.

Por el desprecio sistemático a la cultura que él tanto se esforzó en impulsar. Joder, que el centro de interpretación de su otrora gloriosa ciudad palatina tiene goteras, GOTERAS. Vaya falta de respeto. La Wikipedia dice que dotó a la ciudad de hasta setenta bibliotecas. Ahora hay alguna que otra, sí. Pero algunos aún tenemos clavado en el pechito el dolor que supuso el derribo de la preciosa rosaleda del Parque de los Patos sobre la que se iba a construir una biblioteca más preciosa todavía de la cual ya nadie escucha hablar y sobre la que han crecido, en sustitución, preciosísimos jaramagos. La flor del abandono.

Por la que habéis liado con la Mezquita, canallas. 

Y por no saber ni corromperos -como los Smash- por el palo de la belleza, que más quisiera vuestro Colecor alcanzar el nivel de las intrigas palaciegas de Medina Azahara. Cutres.



Nota extra de motivación para no venirnos demasiado abajo: Por si sirve de consuelo, no es Córdoba, es Andalucía, o España, o el mundo enfermo y triste, qué más da. Ayer en el programa ese de Alaska y Coronas aparecía una señora -psicóloga, o algo, con cierto rollo Bucay- explicando que la mente humana puede funcionar como una linterna en la oscuridad proyectando luz hacia un punto concreto*. Tener 23 años en Córdoba en 2014 es un asco pero eh, como en la canción de Sabina, tenemos más de mil motivos para no cortarnos de un tajo las venas. Proyecto mi luz, por ejemplo, hacia unas cañas a mediodía en la Corredera con mis amigos. Ellos saben igual que yo lo que es tener 23 años en Córdoba en 2014. Esta sintonía total nos permite despellejar a gusto. Concluir que la situación es dramática. Y que saldremos del fango, aún sin saber todavía en qué dirección.

*Esto no es un post de autoayuda. Los psicólogos tienen que comer. Tengo amigas psicólogas si os hace falta. Están en el paro, por supuesto.

3 comentarios:

  1. Iya me ha gustado mucho tu entrada y eso que la he leído sin saber que eras tú, lo que incrementa mi objetividad, que no se ha visto mermada por el efecto halo que hubiera provocado el saber cuán bella eres.

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  2. Eres una crack Irene. Sigue tecleando pequeña, que yo te remunero con una sonrisa y un enhorabuena.

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