miércoles, 14 de mayo de 2014

Cojo un proyecto singular vinculado a la cultura, lo tiro por el retrete...

"y ya son 820 proyectos singulares vinculados a la cultura 
los que el retrete se ha tragadooooo..."



Que dice el alcalde que le va a encargar al arquitecto holandés al que Rosa Aguilar le encargó el Palacio del Sur -ese que nunca se hizo ni se hará porque el proyecto, como todos sabemos, se trasladó al Parque Joyero- un nuevo edificio mastodóntico para colocarlo en el solar de Miraflores en el que en un principio se iba a ubicar el citado Palacio del Sur. Y que el edificio ese pretende ser un Guggenheim a la cordobesa. Vaya traca. Un proyecto cultural potente y singular. Un contenedor cultural que hará de Córdoba una ciudad cosmopolita y universal. Yo ya estoy sintiendo cómo sube la adrenalina, ¿y vosotros? Si algo he aprendido sobre cómo funcionan las políticas culturales en Córdoba -y en Andalucía y en España, ¡quién sabe si en el mundo!- es que el concepto "contenedor cultural", cuando este es mencionado por nuestros representantes electos, se traduce como proyecto vacío sin ninguna esperanza de prosperidad sobre el que no tenemos interés alguno más allá de marcarnos un tanto de cara a las elecciones dejando una huella de nuestra gestión lo más grande y moderna posible, como el perro que se mea en una esquina para marcar territorio o, si lo queréis más elegante, como el astronauta que llega a la Luna y pincha allí su banderita. 

Dice Nieto que para que Córdoba tenga el futuro que merece hacen falta equipamientos, pero si algo tenemos precisamente son equipamientos -de cuestionable gestión. Está el zombificado C4 de la Junta, el eternamente casi terminado Centro de Arte Rafael Botí de la Diputación, el abandonado museo de Bellas Artes -titularidad estatal y gestión del gobierno autonómico- y en fin... Que la idea de tener un Guggenheim en cada aldea es jugosa, claro. Pero ¿alguien se cree que un proyecto así pueda salir a flote cuando existen ya de hecho un puñado de proyectos estancados desde el momento de su impulso? Es que no cuela, amigos consistoriales. Dice también que a él le preocupa más el contenido que el continente, pero quién lo diría, teniendo en cuenta que al anuncio de sus negociaciones con Koolhaas (ese arquitecto holandés errante) no le han seguido (de momento) unas declaraciones en las que explicara qué clase de proyecto cultural pretende insertar en ese mágico contenedor de, seguramente, brillante fachada y aspecto galáctico. Vamos, que a lo mejor estoy siendo demasiado escéptica y el alcalde y su equipo tienen en mente una idea rompedora con la que subvertirán el modus vivendi de los cordobeses marcando un antes y un después en nuestra imagen y presencia internacional.

Miraflores 2026

Con este inoculado escepticismo por bandera, si cierro los ojos y proyecto hacia un futuro cercano mi visión de la ciudad puedo ver con cierta nitidez el desierto posapocalíptico en el que habrán convertido Miraflores entre unos y otros. Ríete tú de las ruinas de Medina Azahara. Un contenedor cultural derruido por aquí, otro a medio construir por allá. Una valla metálica roída y, en el solar al que protegía, un joven artista local calentándose la heroína en una cucharilla mientras repite balanceándose: ¡Córdoba es cultura, Córdoba es cultura! 

Mirándolo por el lado positivo, quizás esto atraiga a un nuevo turismo de la distopía. Viajes de ida y vuelta se publicitarán en carteles que colgarán de farolas y marquesinas.

"Domingo 24: Excursión a la capital de la cultura zombie. Preguntar por Marina"

2 comentarios:

  1. La moda del si cuela, cuela.

    Marina se va a hacer de oro con este paquete vacacional.

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  2. Parece que es baratísimo el dinero público, pero no: es carísimo.

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